Retrato generacional, terror, road movie... Estos son algunos de los géneros que desarrolla el escritor novel David Monteagudo (Viveiro, Lugo, 1962) en su primer libro publicado, Fin. Basándose en una experiencia propia, el reencuentro con los amigos de la adolescencia y juventud al cabo de 25 años, el autor aprovecha para ir desgranando las diferencias y semejanzas entre un grupo de personajes desarrollados con gran precisión. Unas características que pueden extrapolarse a diferentes prototipos de personas en la realidad: el gracioso que pretende seguir siéndolo, el pseudointelectual, el conservador que lo es porque los extranjeros vienen a quitarle el trabajo, la feminista presta a culpar a los hombre de cualquier problema que surja, la chica dulce que sigue siéndolo a los cuarenta y tantos... En definitiva, un muestrario de arquetipos desarrollados sin caer en los tópicos.

El desenlace, brillante, no arroja luz sobre la trama en sí: no es lo importante. Es la evolución de los personajes, lo que les va sucediendo, lo que acaba iluminando la idea que destaca en la novela: cómo nos enfrentamos a las situaciones trágicas e inesperadas, si va cada uno a lo suyo o se busca la cooperación, y cómo se lleva a cabo ésta. Por todo esto, Fin es, posiblemente, uno de los debuts más interesantes en tiempos. No olviden el nombre de su autor.
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